Esta Antesala de la estética o predoctrina del gusto -nos dice Jean Paul Richter- debía prestar sus débiles servicios nos tanto a los filósofos, a quienes en general pocas cosas pueden decirse...,cuanto más a los propios artistas, de cuyo vino ha bebido...
Mi deseo es que esta Antesala no conduzca a una trivial escuela para disputas, sino más bien a una escuela de exploración reflexiva, o tal vez a una escuela seminal, puesto que en ambas crece algo.