BASILIO MARTÍN PATINO . LA MEMORIA DE LOS SENTIMIENTOS. BASILIO MARTÍN PATINO Y SU OBRA AUDIOVISUAL

BASILIO MARTÍN PATINO . LA MEMORIA DE LOS SENTIMIENTOS. BASILIO MARTÍN PATINO Y SU OBRA AUDIOVISUAL

Editorial:
SEMANA INTERNACIONAL DE CINE DE VALLADOLID
Materia
Cine
Páginas:
382
Encuadernación:
Rústica
$735.00 MXN
IVA incluido
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Este libro ha sido escrito por Pérez Millán (actual director de la Filmoteca de Castilla y León y colaborador del certamen vallisoletano) como acompañamiento al homenaje que Patino ha recibido en el último certamen celebrado en Valladolid.

El proyecto de Millán viene, como él mismo indica en el prólogo, de muy atrás. Un libro que llevaba intentando hacer realidad desde los años 90. Con motivo del homenaje que el realizador salmantino recibió en el certamen Cinema Joven nuestro director escribió ya un libro sobre su obra. Al menos que se sepa (o se haya dicho) existía otro crítico interesado en escribir sobre la obra de Patino, aunque probablemente abandonó el empeño al enterarse de la existencia de otros proyectos. Se trata de Carlos Heredero.

Pérez Millán ha hecho realidad con esta obra, de fácil lectura, su aprecio e interés por Patino, a quien, entre otras muchas cosas, le debe estar agradecido por su cesión a la Filmoteca que dirige de todos (o la mayor parte de) los fascinantes aparatos y artilugios relacionados con el cine (linternas mágicas, teatrillos, primeros sistemas de proyección...) que el realizador había adquirido en diferentes épocas y lugares. Actualmente se pueden visitar en la exposición permanente situada en los propios locales de la Filmoteca salmantina.

El libro “La memoria de los sentimientos” puede considerarse como (importante) complemento del escrito por el director de “nuestro” EN CADENA DOS, al tiempo que aporta nuevas visión y datos sobre la obra y el autor. Lo complementario estaría en haber ampliado de forma explicita algunos temas (o senderos por los que caminaba) que de forma implícita aparecían en el anterior libro. Pero, de cualquier forma, ambos son libros totalmente diferentes. Mientras el primero trataba de buscar elementos comunes relacionando toda la obra patiniana, Pérez Millán se encarga de realizar una ordenación lineal de la obra del realizador, analizando por separado (e individualmente) cada uno de sus títulos, es decir tanto de su obra realizada en formato cine como en sus atrayentes experimentos video-infográficos.

Cada una de las obras de Patino es estudiada/analizada, capítulo a capítulo, de acuerdo al mismo método: circunstancias (razones, dificultades para ponerla en marcha) en que la película fue realizada, profusa explicación (a veces demasiado alargada) del argumento y, finalmente, un análisis-entendimiento de la película. En este sentido existen, a mi parecer, algunas partes (análisis/estudio) mejores que otras. Concretamente mi mayor interés se suscita con la “parcial” defensa (o al menos el intento de sacarla del silencio al que siempre se la ha condenado) de una de las películas de Patino más duramente atacadas. Me refiero a Del amor y otras soledades a cuyo análisis, además, se dedica una de las más extensas partes del libro. Resultan sugerentes también los capítulos dedicados a Querdísimos verdugos, Los paraísos pedidos, La seducción del caos y Octavia (así como la parte dedicada al estudio del episodio Casas Viejas, el grito del Sur en el capítulo dedicado a la serie televisiva Andalucía, un siglo de fascinación).

Resulta también importante toda la extensa documentación aportada sobre los problemas que tuvieron que afrontar diversas películas (Canciones..., Caudillo, los mismos verdugos) antes de poder reconocer su existencia o, simplemente, explicando sus conflictivos rodajes. Todo ello además “apuntillado” coherentemente con frases del realizador.

Por otra parte (y de acuerdo al amplio conocimiento/estudio que Pérez Millán posee de la cinematografía rusa y en especial de Eisenstein) se trata de relacionar a Patino, en su montaje de contrastes y atracciones, con los maestros soviéticos (deuda que sería reconocida en el “personal” rodaje del episodio soviético de Casas Viejas). De ahí también se infiere la importancia que el director concede al montaje, quizá uno de los puntos más destacables de su obra. Pero, se olvida, la importancia que el cine (los experimentos sobre todo) de forma general tienen en la obra del realizador. De esa forma no se valora, o no se tiene en cuenta en el libro, cómo las experiencias del realizador se adecúan además a otras búsquedas novedosas. Por ejemplo los caminos por los que transcurren las películas más arriesgadas de los más innovadores realizadores de la nouvelle vague (Godard especialmente).

Igualmente en el libro se tratan de exponer las razones por las cuales Patino recurre a un tipo de cine (falso) documental como forma de expresión de unas determinadas ideas. Al mismo tiempo se trata de demostrar la intrínseca falsedad de cualquier tipo de cine que trate de representar una realidad objetiva. Es decir, se trataría de exponer a lo largo de los “documentos” patínanos la falsedad del documental. Cosas que se explicita ampliamente.

Sin embargo hay ciertos puntos de Pérez Millán que me parecen más discutibles, tal cual es el intento de reflexionar sobre la obra de Patino desde el punto de visto prioritario de los sentimientos. Algo que en cierta parte desmontaría o empobrecería el carácter decididamente reflexivo, político y social que emana de sus imágenes. El que Patino se acerque a una realidad que existió (y existe) desde el sentimiento no es contrario a una visión político-social de unos hechos. La crítica y el análisis de un determinado momento histórico es claro en toda la obra de Patino. Y con ello su compromiso.

Tampoco creo que sus películas sobre Salamanca (y en especial Nueve cartas a Berta) supongan una “glorificación” de la ciudad. Más bien pienso que, desde su apego a la ciudad que le acogió desde su niñez, se procede a dar una dolorosa visión crítica sobre una ciudad que poco a poco va quedando (cada vez más) reducida a un decorado.

No entiendo tampoco el escaso aprecio que el escritor parece tener sobre Madrid, probablemente una de las películas más complejas de Patino. En ella parecen confluir todos los conceptos (temas, formas) que aparecen en la totalidad de su obra ya sea simplemente de montaje o de ficción. Ahí radica, para mí, su importancia.

Algunas de las frases de Patino que aparecen en el libro (bien suyas, bien de sus películas) van sirviendo perfectamente al autor del libro para poder entender las razones del cine del realizador o sus “juegos” con la televisión: “...la sustancia de las imágenes no es la verdad, ni la mentira, sino la fascinación”; “...la TV va a ser definitivamente la Historia, pero inventándola de otra manera”...

Un doble reparo, no achacable a Pérez Millán, pero si a la edición de muchos libros: acumular las notas al final de cada capítulo (en vez de incluirlas, lógicamente, a pie de página) lo que lleva al lector a pasar de la página “punteada” al final del capítulo o a abandonar (aburrido) el sentido de dichas anotaciones. El segundo interrogante (aparte del ya citado excesivo espacio dedicado al argumento de cada película, ese sí debido al autor) haría mención a la colocación de las fotos. No parecen formar parte del texto. Se acumulan en el centro y hacía el final como si fueran bloques estancos. Algo desde luego que simplifica la edición pero la hace menos sugerente.

Libro interesante que, como el anterior ya citado sobre Patino, incide y profundiza aunque en forma distinta en la obra de uno de los realizadores más importantes de nuestro cine. Una obra la de Patino que trasciende de lo particular a lo general, del entorno de una determinada ciudad al mundo entero. Ese, probablemente, es el sentido que Pérez Millán quiere señalar, con las palabras que de forma perfecta cierran el libro. Con ellas quiero yo concluir la aproximación a esta aproximación al libro de Millán sobre Patino: “Y, al cabo de dieciséis largometrajes ambientados en lugares muy diferentes, su ciudad no es ya sólo Salamanca sino el mundo en el que vivimos todos”. Un exacto y hermoso cierre final.

Mister Arkadin