"Dos cosas en la vida son infinitas, el universo y la estupidez humana, pero mis dudas albergo aún sobre la veracidad de la primera afirmación", dijo Einstein. De tan trillada constatación -a saber: cuan extendida campa la estupidez- despréndase el apremio de Piergiorgio: tratar de comprender lo que realmente nos convierte en seres tan singularmente lerdos.