EL CAZADOR Y LA FABRICA

EL CAZADOR Y LA FABRICA. THE HUNTER AND THE FACTORY

Editorial:
JUMEX
Año de edición:
Materia
Exposiciones colectivas
ISBN:
978-607-95845-3-5
Páginas:
204
Encuadernación:
Tela
$700.00 MXN
IVA incluido
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En 1976, Brian O’Doherty escribe el libro Dentro del cubo blanco donde explicaba como el arte creó un espacio neutral que buscaba separar y aislar una obra de arte de su entorno a fin de evitar que cualquier elemento externo que pudiera distraer al espectador de la experiencia que estaba recibiendo. El arte se descontextualiza, se laboratoriza, a fin de poder ser estudiado y analizado dentro de su lógica propia. Abstraer la pieza, y al espectador, de la realidad para situarlo en un lugar atemporal y sin significado. Es como si al introducirlo en las galerías, en algún momento, el arte dejara de hablar el mismo lenguaje que su contexto. No es tanto que todo el arte arte dejará de atender aspectos como el como que el museo construye una enorme distancia entre su lenguaje y el del público que lo visita. Puede que uno de los casos más curiosos de esta distancia en México sea la Fundación/Colección Jumex. O mejor dicho, el lugar donde se encuentra, al menos hasta que se traslade a su nueva sede. Junto a la fábrica que tiene la empresa en Ecatepec de Morelos se encuentra una galería que contiene una de las colecciones más numerosas de arte contemporáneo en el mundo. ¿Qué hace esa colección con nombres de primer nivel internacional en aquel lugar? ¿Qué significa y cómo se relaciona este universo con la fábrica y los empleados que allí trabajan? ¿Cómo lo hace con el entorno inmediato, tanto en lo físico y en lo social, que lo envuelve? ¿Quién (no) acude a visitarla?

Estas son algunas preguntas que abre la nueva exposición de la Fundación/Colección Jumex: “El cazador y la fábrica”, de los curadores Magalí Arriola y Juan Gaitán, que invita a reflexionar sobre el desarrollo urbano e industrial de Ecatepec. Para ello los curadores decidieron hacer un sobre recorrido a la deriva, uno por las numerosas obras de arte propiedad la empresa y otro por el territorio urbano. Entre ambos paseos se construyó, más que una reflexión crítica, “una fábula alegórica de lo que significa la colección dentro de ese contexto” y de la distancia que constituye. Tanta puede parecer la distancia que la propia empresa dispone de autobuses una vez al mes para acercar a gente, desde el centro de la ciudad de México al espacio de la galería. En este viaje onírico, desde la cotidianidad de la ciudad al universo extraño de la colección de la empresa, uno ha de cruzar Ecatepec y enfrentarse, primero, a esa realidad y a la de la fábrica para, posteriormente, entrar en la exposición, definida por sus curadores como un poema visual que evita la exposición lineal de las piezas para crear una escenografía donde las piezas dialoguen unas con otras. Un “bosque nocturno” que busca cuestionar las nociones de adentro y afuera y que genera un ambiente extraño, oscuro, lleno de curiosas piezas y animales; criaturas extrañas que aprovechan la noche para habitar el espacio. Piezas de obras de Miguel Calderón, Maurizio Cattelan, Abraham Cruzvillegas, Sam Durant, Olafur Eliasson – reciente ganador del premio Mies van der Rohe –, Peter Fischli & David Weiss, Rodney Graham, Jonathan Hernández & Alberto Baraya, Damián Ortega, Fernando Ortega, Ugo Rondinone, Anri Sala, Wolfgang Tillmans, Danh Vo y Doug Aitken, articulan y dan sentido a este raro sueño.

En apariencia queda sin resolver la distancia entre público y obra, algo a lo que se quiso dar remedio desde la propuesta pues era el deseo de los curadores que las obras se expusieran en la misma fábrica, aspecto que por cuestiones técnicas no pudo ejecutarse. Sólo la pieza de Roman Ondák – aun no realizada – sale de las paredes del museo y se anima a recorrer el lugar a través de una performance donde un niño de 10 años imagina el futuro Ecatepec en una pieza que ha sido realizada junto con la Casa de Cultura de la zona. Este intento de acercamiento se recoge también en la publicación del catalogo, donde el club de lectura de la fábrica – conformado por unas 10 personas – constituye una parte importante del desarrollo de sus textos. Dos tentativas de acercamiento que puede no parecer mucho, pero abre una brecha, por pequeña que sea.