Esculpir el tiempo se origina en el largo ocio al que Tarkovski se vio forzado luego de la filmación de Andréi Rubliov. La profundidad de sus siguientes largometrajes (Solaris, El espejo, Stalker, Nostalgia y Sacrificio -estos dos últimos realizados en el extranjero-) se verá reflejada en la honestidad artística e intelectual de su libro, teniendo como objetivos fundamentales el decir toda la verdad y el proponer una teoría cinematográfica satisfactoria. La escritura de esta obra acompañó a Tarkovski los últimos 15 años de su vida: en ella expone no sólo su visión del cine como medio específico, sino su visión sobre el papel que éste -y el arte en general- juegan en el contexto más amplio de la sociedad, y la visión que de ésta tenía Tarkovski. Su carácter de total sinceridad y el hecho de que trabajó en ella hasta semanas antes de su muerte, la convierten inevitablemente en un testamento, cuya índole -nada "moderna"- seguramente sorprenderá a sus lectores a más de veinte años de su muerte.