El mundo, la vida, la realidad en general, están formados por cientos de “átomos” dramáticos que pasan volando delante de nosotros... A veces nos siguen. Se mueven cerca de uno, se interponen, no nos dejan pasar. De repente desaparecen.. ¿Cómo podríamos definir un átomo dramático?... Yo creo que son breves imágenes de la realidad. Son pedazos de vida, son imágenes fugitivas que surgen de repente. Son visiones dispersas de la vida que se interponen en nuestro camino. Las películas de Eugenio Polgovsky son una admirable colección de átomos en movimiento. Él trabaja con la respiración: su cámara habla sin explicar, como un lápiz en el aire, Entonces se mueve y pasa de la descripción a la acción. Sus películas son un cofre, una alforja llena de acciones. Durante minutos, instantes y horas, sus películas son un conjunto de movimientos y frases que se trasladan con elegancia. Sus palabras nos hablan en secreto, casi en silencio... ¿Cuánto tiempo más lo seguiremos queriendo? ¿Cuánto tiempo más pasará antes que entendamos la enorme sencillez que él se ha llevado consigo?
