AA.VV
En tierra caliente, cuando era niña, recuerdo salir corriendo cada vez que la olla a presión parecía a punto de estallar. Recuerdo también, en esos días, que atacaron con bombas de corto alcance el batallón donde vivía. Esa noche, mi madre me escondió debajo de un colchón al fondo de la habitaciòn en donde, aparentemente, nada ni nadie podía encontrarnos. Se escuchaba, a lo lejos, el fin del mundo. Inmediatamente pensé en la olla a presión y en la insoportable espera por la culminación de ambos eventos. Pensar hoy en la relación entre ambas imágenes tan incandescentes y vividas como en aquellos días, me hizo preguntar lo siguiente: ¿Cómo crear imágenes artificiales a partir de las múltiples narrativas del mundo ordinario? ¿Cómo darle salida a la crisis señalando los problemas de representación sobre las imágenes que se proyectan ante nosotros con tanta velocidad y con tan poca indulgencia? ¿Cómo construimos imágenes del futuro a partir de los fragmentos del pasado y del presente? Estos interrogantes le dieron apertura a un binarismo imperante en mi manera de entender la guerra en el territorio colombiano: por un lado, desde la crisis subjetiva, y por el otro, desde la ficción de la representación. Es así, como existen imágenes de violencia que inundan nuestro gran acervo cultural y que se han mimetizado en nuestra cotidianidad gracias a la prensa y a los medios masivos de comunicación. Precisamente vivimos en un país donde es común identificarnos con ellas, y de la misma manera, estar a la espera del acontecimiento, de las malas noticias o del fin del mundo. Pensamos y nos representamos con códigos semejantes: la imagen del machete, la bomba, el meteorito, las bestias, el mundo salvaje, la olla a presión: LA TIERRA CALIENTE. Precisamente, la representación popular de este término se utiliza para referirse a territorios de climas cálidos. La mayoría de ellos están cerca de la costa, el mar o el río. Sin embargo, también se utiliza para designar territorios donde la guerra ha tenido un mayor impacto o donde aún hoy existen altos índices de violencia. De esta manera, escuchamos comúnmente expresiones como “cuidado que por allá está caliente”.
Ficciones de Tierra Caliente es un proyecto de creación sobre ficción histórica, crisis subjetiva y representación de narrativas expandidas y territorios “calientes” o en conflicto. Las imágenes desplegadas en esta propuesta, en medios audiovisuales y gráficos, son una aproximación visual de la representación metafórica del origen del mundo sobre el río Magdalena, la representación fantástica del paisaje y su diálogo con el conflicto armado; relación que siempre ha estado mediada por la ficción. En este proyecto las imágenes se expanden; permiten ser leídas desde la ficción pero en el contexto real desde donde surgen. Mi intención no es recurrir a imágenes convencionales o tradicionales de la cultura visual colombiana. Estas, por el contrario, serán imágenes inéditas, familiares, cotidianas, naturales y rurales que puedan sintetizar el concepto de “la tierra caliente” en su máxima expresión.
