GERARDO VIELBA, 1921-1992. RETRATOS CON AIRE Y TIEMPO

GERARDO VIELBA, 1921-1992. RETRATOS CON AIRE Y TIEMPO

Editorial:
PENTAGRAF
Año de edición:
Materia
Fotografía
ISBN:
978-84-936714-4-0
Páginas:
231
Encuadernación:
Rústica
$700.00 MXN
IVA incluido
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Gerardo Vielba cultivó una fotografía y narrativa en torno al ser humano con aquellos elementos, espacios e individuos que lo definen y acompañan. Sus fotografías muestran un absoluto dominio del lenguaje fotográfico que, como en el caso del maestro Henri Cartier-Bresson, coloca en su línea visual: cabeza, corazón y ojos.

Las imágenes de esta retrospectiva comparten con el espectador la complicidad que el artista experimenta al encontrar tras el visor la verdadera esencia del instante. En sintonía con la corriente neorrealista, el retrato y la ciudad se filtran en el objetivo de su mirada fotográfica. Retratos espontáneos, contundentes y culturales; retratos familiares, huellas del diario cómplice e íntimo del autor; fotografías que transmiten felicidad, reposo, sosiego, ternura, amistad, reunión, naturalidad y un absoluto respeto por el arte de la imagen.

Los reportajes callejeros documentan el devenir cotidiano en la ciudad, en el puerto, en los pueblos; el bullicio de un puesto de flores, el descanso anhelado de la banda de música, el mendigo ausente, la vendedora ambulante, la pescadera, la faena de los marineros, las mujeres comulgando, la celebración de la Semana Santa, las confidencias de un cura durante el paseo matinal o el barquillero “convertido” eternamente en cocinero.

La infancia y la ciudad de París (una de las mayores fuentes de inspiración de todos los tiempos para los creadores Zola, Vuillard, Degas, Eugène Atget) constituyen sus dos trabajos más personales. Vielba, como los niños, tiene la cualidad natural de convertir en especial lo que para la mayoría se antoja cotidiano. Por otra parte, nos retrata la dinámica de un París cosmopolita y bullicioso. Pasión y amor conviven en estas imágenes, con las que experimentamos el placer de la instantánea sin amaneramientos ni artificios.

Al igual que otros humanistas como Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau o Willy Ronis lo que importa es no tanto la voluntad de denuncia cuanto el contenido humano, de ahí que retrate el ánimo de lo cotidiano y al individuo sin agresión, con respeto, de frente.