La obra de guerra de Finezas cobra sentido en el contexto de foto-periodismo valenciano de los treinta, que tuvo en los años republicanos uno de sus momentos históricos más fructíferos y apasionantes, destacando tanto por la espléndida madurez de una generación de profesionales interesados por los movimientos de vanguardia, cuanto por la aceptación de los avances técnicos. Finezas fue el primero en utilizar en sus reportajes las nuevas cámaras de paso universal Leica, que supusieron una auténtica revolución.
El millar largo de fotografías que conforman el fondo Finezas de la Biblioteca Valenciana fueron realizadas por Joaquín Sanchís en su calidad de colaborador gráfico de la prensa confederal. Es un trabajo profesional realizado a lo largo de los años 1936 a 1939, período en el cual Valencia ostento la capitalidad de la República Española durante casi un año, y centrado mayoritariamente en la retaguardia valenciana, que Finezas cubrió por encargo de la CNT y del Comité Regional de levante de la CNT, a cuya comisión de Propaganda y Prensa estuvo ligado.
Se quiere rendir homenaje a este gran fotógrafo que dedicó décadas a reflejar el rutinario vivir de Valencia en guerra y luego en paz. A su vez, también se quiere recordar a cuantos en cualquier guerra, pasada, presente, y ojalá que no futura, experimentan en su propia carne el desamparo y la infelicidad que a veces provoca la locura humana.
Finezas narra la cotidianidad de una vida sincopada, pero en la que todavía hay lugar para la sonrisa de una enfermera rodeada de heridos y para grabar en la placa monótona tarea de las caballerías que labran la huerta. El fotógrafo descubre el dolor regado tras el fragor de la batalla y brinda la posibilidad de reflexionar acerca del ser humano y el dolor, porque éste constituye un fenómeno inseparable de la persona.