Las obras de Eduardo Costa redefinen constantemente su tiempo y generan influencias mutuas que modifican la estructura de pensamiento de las anteriores. Presentar el trabajo de Costa implica realizar un ejercicio de aproximación a las múltiples formas que su obra ha tomado a lo largo de seis décadas, respetando su carácter inventido pero tomando un distanciamiento que permita generar otras narrativas, categorías y vínculos entre su propio trabajo. Este ejercicio propone repensar a Costa más allá de cada contexto y situación específicos: el lugar donde vivía, su grupo de amigos o la situación política que lo rodeaba. Sus obras aisladas conforman su propia teoría, un único manifiesto que cuando se pone en funcionamiento activa modos de pensar el lugar o la ausencia del objeto en el arte. Costa presenta grandes temas (los medios, la moda, la pintura) y sus formas de aparición en el arte, pero partiendo de pequeñas anécdotas, conversaciones o manifestaciones.