Este libro, en realidad, son dos, montados como una sola película. Por un lado, tenemos al joven Manuel Vilas que escucha, en su Barbastro natal de los franquistas años setenta, la voz del cantante estadunidense y experimenta una epifanía. Por otro, a Lou Reed, que viaja por España regalando conciertos y descubriendo un país al mismo tiempo oscuro y luminoso. Dos destinos vitales que nunca llegaron a tocarse, pero que fueron afines.