La fotografía tiene el privilegio de capturar lo singular, lo propio. Deja registro de ese lugar desde el que se contempla, se mira o percibe. Se parar se de Pedro Escapa no es la excepción: la nitidez y composición de estas imágenes nos muestran algo de irreductible individualidad; cada una de estas sillas hace patente la singularidad del estilo, los hábitos y formas de trabajar del pintor al que acompaña. Porque hay sillas impolutas como si fueran nuevas; las hay desgastadas y sucias; sillas salpicadas por el oficio y el trato duro de sus dueños que nos muestran, ante todo, la pluralidad de los objetos que llamamos reales.