Rodrigo Moya surge como fotoperiodista en una época caracterizada por el dominio de un régimen de partido vertical y autoritario emanado de la Revolución mexicana, que gobernaba el país sexenio tras sexenio con aparente estabilidad política, al costo de una ausencia real de democracia y una total subordinación de los poderes Judicial y Legislativo al Poder Ejecutivo. Esta situación produjo violentas oleadas de protesta y rebeliones de grupos inconformes de maestros y ferrocarrileros contra los controles corporativos del aparato gobernante, que mantenía a amplios sectores de la población en la marginación y fomentaba la corrupción sindical y burocrática.