El filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel sintió una atracción constante por Italia a lo largo de su vida, tanto en el ámbito privado como en el académico. Fruto de esta pasión escribió, en distintos momentos, unos ensayos cortos sobre tres ciudades italianas: Roma (1898), Florencia (1906) y Venecia (1907). Las tres ocupaban un lugar especial en su corazón, al igual que en el de muchos de sus coetáneos y de tantos de nosotros.
Georg Simmel, en sus tres ensayos, intenta con éxito llevar a sus lectores al corazón del secreto estético de las tres ciudades, mostrando en qué consiste su belleza singular y la fascinación que ejercen sobre el visitante. Simmel desnuda la belleza de Roma, Florencia y Venecia sin por ello destruirla.
En los textos de Simmel, las ciudades italianas se presentan a través de una mirada contemplativa, la panorámica que se ofrece proviene desde un punto alto, acaso como si fuera un pintor impresionista. Al igual que Goethe, Simmel transmite la dicha de Italia y sus ciudades.