EDIT. ALEJANDRO HERNANDEZ GALVEZ
En los noventa años que han pasado desde los primeros gestos utópicos de las vanguardias futuristas, el modernismo radical se ha distanciado cada vez más del mundo viviente mediante la estetización de la forma, al grado que hoy poco queda del potencial revolucionario del movimiento moderno original. Desde este punto de vista, podemos incluso pensar que el proyecto moderno es la causa perdida del estado de bienestar, una que sólo puede redimirse mediante la generación consciente de una práctica crítica pertinente, una que interpreta cada encargo como una oportunidad para la creación y el mantenimiento del lugar.